Guille y Almu soñaban con una boda que fuera mucho más que una simple celebración: querían un evento mágico, lleno de detalles que reflejaran su historia de amor y su pasión por el universo de Harry Potter. Pero su deseo iba más allá de crear un ambiente para los fans; buscaban sorprender y emocionar también a quienes no conocían la saga, logrando una experiencia inclusiva y envolvente para todos sus invitados.
El seating plan fue una pieza clave para transportar a los asistentes a un recorrido por lugares icónicos como el Banco de Gringotts o el Ministerio de la Magia, guiados por huellas mágicas que convertían la llegada a cada mesa en una pequeña aventura. Esta propuesta visual e interactiva rompió con la formalidad habitual, haciendo que cada invitado se sintiera parte activa de la celebración.
Los meseros, diseñados como antiguos pergaminos, aportaron elegancia sin perder la esencia mágica, mientras que las minutas sorprendieron con su formato inspirado en el Daily Prophet, combinando creatividad y participación. En ellas, el menú se presentó como una poción mágica, se compartieron fotos de la fiesta y se añadieron sorpresas locales que reforzaron la conexión emocional y cultural del evento.
Además, el álbum de boda artesanal, decorado con símbolos de Hogwarts, se convirtió en un recuerdo tangible y único, fruto de un trabajo personalizado y artesanal que es sello distintivo de mi propuesta. Cada detalle fue pensado para que la boda de Guille y Almu fuera una experiencia memorable, donde la magia se sintió en cada rincón, adaptada para todos los públicos y con un sello personal que solo un diseño a medida puede ofrecer.